La gestión de celos es uno de los temas que suscita más interés entre quienes se acercan al poliamor por primera vez, ya que esta manera de vivir las relaciones nos expone a diferentes situaciones que no se dan en la monogamia y que pueden hacernos vulnerables ante esta emoción. Por ello, a petición de las personas asistentes, dedicamos uno de los huecos horarios de la Opencon a hablar de gestión de celos.
El formato del taller fue una charla abierta donde se compartieron diferentes preguntas y reflexiones, todo ello partiendo de la premisa de que los celos son una emoción que se puede trabajar con el objetivo de gestionarlos mejor y que nos generen menos malestar.
A continuación, compartimos algunas de las preguntas planteadas y de las posibles respuestas aportadas durante el taller.
¿Qué tipo de situaciones nos provocan celos?
Una de las primeras reflexiones que surge al hablar de celos es que esta emoción no es igual para todas las personas, ni tampoco lo son sus causas. Una situación determinada puede resultar muy difícil para una persona, mientras que a otra le resulta indiferente. Incluso es posible sentir emociones positivas ante la relación de una de nuestras parejas con otra persona: es lo que llamamos compersión.
Como ejemplo, una de las personas asistentes al taller comentó que le resulta difícil que su pareja se relacione con alguien que le aporta cosas que ella no puede darle: «te pasas el día hablando de problemas de matemáticas con ella y yo no tengo ni idea de ese tema, así que es algo que no podemos compartir». En cambio, para otra era todo lo contrario: «me alegro de que otras personas le aporten cosas diferentes, pero siento celos cuando alguien se parece mucho a mí o comparte las mismas cosas con mi pareja».
Otra causa común de celos es la ENR o «energía de la nueva relación», esto es, el subidón emocional que experimentamos al empezar una relación con una persona nueva. Para las parejas anteriores puede resultar difícil ver cómo nos emocionamos con una nueva conexión, así que es importante seguir dedicándoles tiempo y atención.
También se mencionó la jerarquía como posible causa de celos: ¿qué ocurre si soy una relación secundaria para mi pareja y no estoy a gusto con esta situación? Se trata de una diferencia de expectativas y deseos sobre la relación en sí que es necesario abordar para ver si es posible llegar a puntos de acuerdo.
Por tanto, un primer paso que podemos tomar en el abordaje de los celos es identificar qué situaciones nos resultan problemáticas y por qué. Y eso nos lleva a la siguiente pregunta.
¿De qué hablamos cuando hablamos de celos?
Bajo la palabra «celos» pueden esconderse muchas emociones diferentes. Si analizamos los celos en detalle, encontramos que significan diferentes cosas para diferentes personas.
Existen muchas clasificaciones posibles de los tipos de celos, que incluso pueden extenderse más allá del ámbito romántico-sexual e incluir a los amigos o al trabajo. Ninguna clasificación es la única posible, sino que muchas de ellas pueden ser válidas para aportar diferentes perspectivas.
En el taller compartimos una de las clasificaciones más populares, a modo de herramienta para analizar los celos: «el pulpo de 8 patas», del terapeuta norteamericano Reid Mihalko. Esta teoría identifica 8 causas posibles de esta emoción:
- Posesividad/control («sentirse especial»)
- Inseguridad acerca de la relación
- Pérdida o miedo a la pérdida
- Rechazo
- Soledad
- Sentimiento de justicia/igualdad
- Autoconcepto/sentimiento de inferioridad (envidia)
- Anhelo/escasez (envidia)
Para seguir trabajando en esta clasificación, el propio autor ha puesto a disposición del público un completo libro de ejercicios que permite identificar las 8 «patas», ahondar en ellas y abordar posibles soluciones. Puede encontrarse en estos enlaces:
¿Tienen los celos algo de bueno?
Esta pregunta puede resultar sorprendente si solemos demonizar los celos y rechazarlos sin matices. Pero para gestionar mejor los celos, puede ayudarnos considerarlos como una emoción más, que no es negativa o positiva en sí misma. Para darle la vuelta, podemos preguntarnos si los celos aportan algo de bueno.
Entre las asistentes al taller, se destacó el papel de los celos como «señal de alarma». En definitiva, son una llamada de atención acerca de algo que nos incomoda, y pueden apuntar a problemas en nosotras mismas o en la relación sobre los que trabajar. En el contexto de las relaciones, se mencionó la relación entre los celos y los cuidados: cuidar a la persona con celos puede ayudar a resolver la situación.
Como parte de este proceso de aceptación de la emoción, también puede resultar útil no identificarnos con ella, empezando por el propio lenguaje. Si decimos «soy celosa», estamos identificando los celos como una parte de nuestra personalidad. Si cambiamos a «tengo celos», estamos distanciándonos de ellos, identificándolos como algo que nos pasa, no algo que somos. También podemos ir un paso más allá: «siento celos», sin un sentido de propiedad.
Cuando abordamos los celos, a veces ocurre que podemos tener estándares muy exigentes: «no quiero tener celos nunca». Esto puede llevar a frustración y a negativizar la emoción en sí. En su lugar, podemos ver la gestión de celos como un trabajo a realizar poco a poco, en el que iremos mejorando pero permitiéndonos no ser perfectas. Sentir celos no es algo malo en sí mismo, ni nos hace peores personas, pero sí que podemos responsabilizarnos de nuestras acciones, esto es, de lo que decidamos hacer con esta emoción.
¿Qué hacemos cuando tenemos celos?
Por último, comentamos diferentes respuestas que podemos adoptar ante los celos. Estas son algunas de las ideas comentadas:
- A la hora de abordar los celos, podemos distinguir entre un trabajo personal y uno de comunicación. El trabajo personal se refiere a cómo entendemos este sentimiento cuando aparece y qué conclusiones extraemos de él; en cambio, el de comunicación se refiere a cómo contarle a nuestra pareja o parejas que sentimos celos y expresarles nuestras necesidades.
- También es necesario ver que hay dos direcciones posibles de abordaje de los celos: cuando somos nosotras las que sentimos celos, y cuando es otra persona la que nos dice que los ha sentido en relación a algo que nosotras hemos hecho. En ambos casos, es importante diferenciar a la persona de la emoción: «siento celos ante esta situación y creo que necesito X para sentirme mejor», en lugar de «tú tienes la culpa de ponerme celosa».
- En general, es buena idea expresar de la manera más clara posible nuestros deseos y necesidades a la otra persona, incluso aunque nos parezcan evidentes.
- Hablamos de diferentes técnicas para el abordaje de momentos críticos, a fin de recuperar la calma necesaria para pensar con claridad y abordar la gestión de los celos sin actuar de manera impulsiva. Se comentaron ideas como hinchar un globo hasta que explote (visualizando que vertemos en él la emoción negativa), poner música, escribir, hacer ejercicio, pintar… Cada persona responde mejor ante determinadas técnicas, así que podemos probar hasta encontrar lo que mejor nos funcione.
- Por último, se hizo mención a dos temas muy recurrentes en el mundo del poliamor: la relación con los metamores (las parejas de nuestras parejas) y la gestión del tiempo. En cuanto al primero, es importante aclarar las expectativas de todas las personas implicadas. Algunas prefieren tener una relación lo más cercana posible con sus metamores, mientras que otras son reacias a conocerlos. Y en cuanto al segundo, se destacó la importancia de contar con una red de apoyo para que todas nuestras necesidades no dependan de una sola pareja.